¿Cómo puede una persona pecadora alguna vez ser aceptada por un Dios santo?
Dios toma el pecado en serio; este será severamente castigado a menos que la expiación sea aceptable conforme al estándar de Dios.
El pecado es una barrera que separa a una persona de Dios. En el Antiguo Testamento, Dios trató con el pecado del hombre por la sustitución (Lev. 1:4; 4:20; 7:7; Lev. 16).
En el Nuevo Testamento el pecado sigue siendo un problema grave, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria Dios (Rom. 3:23). Además, un infierno eterno les espera a todos los que pecan (Marcos. 9:43; Marcos 12:5; Rom. 6:23).
Esta es la voluntad de Dios que cada uno venga al arrepentimiento y sea salvo de la ira de Dios (Juan 3:16; Rom. 5:8; 2 Ped. 3:9-10). La salvación se logra por lo que Dios ha hecho en la persona y la obra de Jesucristo. El apóstol Pablo escribió, «Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo» (2 Cor. 5:19). Esta reconciliación fue lograda por la muerte de Cristo. ¿» Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida» (Rom. 5:10. La muerte de Cristo es absolutamente esencial para nuestra salvación. Sólo la muerte de Cristo puede salvarnos de nuestros pecados y del castigo eterno que merecemos.
Jesús dio Su vida » en rescate por muchos» (Marcos 10:45) porque «Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El» (2 Cor. 5:21).
El sacrificio de animales no podía «quitar los pecados» (Heb. 10:4). Sin embargo, el sacrificio de Jesús hizo lo que era imposible lograr por los sacrificios de un animal. «En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre» (Heb. 10:10). «Pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado» (Heb. 9:26b).
Por Su muerte Jesucristo pagó la deuda del pecador en su totalidad y esa muerte aleja la ira de Dios (Rom. 3:25). Porque Jesús pagó la pena del pecado, Dios puede ser ambos un Dios santo y justo, y al mismo tiempo justifica a la persona que tiene fe en Él (Rom. 3:26). «Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» (Rom. 6:23).
¿Cómo nos redimió Cristo? «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está, escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)» (Gál. 3:13). Era como un sacrificio sustituto «habiéndose convertido en maldición por nosotros » que él nos redime. Por lo tanto, podemos sellar nuestra deuda de pecado: ¡» PAGADO POR COMPLETO! «
Jesús nos compró mientras nosotros estábamos en el mercado de esclavitud del pecado, pagó el precio por completo, y nos hizo libres para vivir la vida cristiana (Efe. 1:7; 1 Cor. 6:20; Gál. 5:1). Él nos compró con Su propia sangre (Efe. 1:7; 1 Pedro. 1:18-19). Como nuestro pecado ha sido perdonado completamente somos ahora libres de servir a Dios el SEÑOR. Ya no tenemos que preocuparnos por el pecado, la culpa y el castigo. Ha sido perdonado en la sangre de Jesús y podemos enfocarnos en servirlo a él con una conciencia limpia.
Nosotros hemos entrado a un nuevo pacto con Dios en Cristo (Heb. 9:11-15). Jesús entró en » el más grande y más perfecto tabernáculo… por Su propia sangre… una vez para siempre, habiendo obtenido la redención eterna » (Heb. 9:11-12). El resultado es que limpia nuestra conciencia de obras muertas para que sirváis al Dios vivo (Heb. 9:14).
Somos ahora finalmente los hijos de Dios, herederos de Dios y coherederos juntamente con Cristo (Rom. 8:15-17, 29-39; Gál. 4:6; Fil. 1:16; 2 Tim. 1:12; Juan 5:24; 1 Juan 5:13; 4:13; 5:10).
«Y todo esto proviene de Dios, quién nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación» (2 Cor. 5:18). Compartimos con otros lo que Dios ha hecho en reconciliarnos con Él mismo.
Tenemos una relación correcta con Dios, el perdón de nuestros pecados, y la vida eterna porque Cristo ha tomado nuestro lugar, haciendo lo que nosotros nunca podríamos hacer por nosotros mismos.
Cristo pagó nuestra deuda por completo; nuestra parte es simplemente aceptar la gran salvación por la fe. Esto es el regalo gratis de Dios al creyente pecador.
Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin