«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).
Siempre que cualquier persona se convierte en una nueva criatura en unión con Cristo, él o ella se convierten en una persona totalmente nueva. Hay toda una nueva creación siempre que una persona viene a ser en Cristo. El efecto es, la antigua vida fallece y una nueva vida ha comenzado. Todo se convierte nuevo en Cristo. La persona que está en Cristo y ha experimentado el nuevo nacimiento es una parte de la nueva creación.
Somos nuevas criaturas en Cristo Jesús. Ha habido una re-creación en la cual Dios nos ha dado una serie de sentidos, valores y principios espirituales.
Antes éramos ciegos espiritualmente, ahora vemos con ojos espirituales, y vemos todas las cosas nuevas.
Antes éramos sordos espiritualmente y no podíamos escuchar la palabra de Dios, y ahora tenemos una serie de ojos espirituales escuchamos y respondemos al Espíritu Santo.
Antes nuestras mentes estaban espiritualmente en tinieblas, y la llamamos mala, buena y buena, mala. Ahora tenemos la mente de Cristo y nosotros podemos ver la diferencia entre lo que es bueno y, lo que es malo. Nuestras mentes están siendo renovadas día a día.
Antes nuestros corazones estaban endurecidos a la verdad espiritual, y nosotros odiábamos a Dios y las cosas de Dios. Ahora Dios ha cambiado nuestros corazones de piedra a corazones vivos a las cosas del Espíritu.
Antes estábamos espiritualmente muertos, y ahora nosotros nos convertimos en nuevas criaturas en Cristo Jesús.
Antes éramos personas sin esperanza y ahora nosotros tenemos una esperanza de vida en Cristo. Aparte de la resurrección, en Cristo vivo nosotros no podemos tener una verdadera esperanza más allá de la tumba.
Antes nosotros estábamos sin Dios en este mundo y ahora nosotros hemos llegado a una relación viva con el único Dios verdadero. Nosotros estábamos separados de Dios y sin Dios, pero ahora nosotros tenemos una relación íntima personal de amor con El.
Nosotros estábamos ¨muertos en nuestros delitos y pecados,» pero ahora en Cristo nosotros somos hechos cercanos en la sangre de Cristo» (Efes. 2:13).
Dios nos ha traído cerca de Él Mismo a través de la sangre expiatoria de Jesús. No existen otros medios legítimos de entrada en Su presencia.
Antes nosotros estábamos «desheredados» excluidos de la ciudadanía de Israel, «pero ahora no somos extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios» (Efe. 2:19). Ahora nosotros somos ciudadanos del cielo e hijos de Dios.
Antes nosotros estábamos desheredados de los pactos y promesas de Dios, pero ahora nosotros somos «miembros del cuerpo de Cristo, y copartícipes de la promesa en Cristo» (Efe. 3:6).
Antes nosotros estábamos «Sin Dios», pero ahora nosotros somos «miembros de la familia de Dios» (Efe. 2:19-20).
Por favor tome unos cuantos minutos y trace una línea por en medio de una hoja de papel y piense en cómo era su vida antes de que usted se convirtiera en Cristiano. En la otra columna haga una lista de lo que ha sido desde que Cristo cambio su vida. Esto es lo que mi vida era antes de convertirme en Cristiano, y esto es cuando yo puse mi fe en Cristo para salvarme. Ahora estos son los cambios que Cristo ha traído a mi vida. Después tome unos minutos y reflexione sobre lo que será cuando Cristo regrese, o cuando Él lo llame a su hogar de la muerte para estar con Él en el cielo.
¡Qué gran vida nueva nosotros tenemos en Cristo!