Fuego vine a echar en la tierra. ¿Y qué quiero, si ya se ha encendido? Lucas 12:49.
Cuando se habla de “avivar” es “vivificar”, es dar fuerza o vigor, es hacer más intenso el fuego o la luz.
El fuego es el elemento más antiguo en la historia de la humanidad, sirve para quemar, fundir metales, ahuyentar las fieras, cocinar, entre otras cosas.
Hay cosas que por más que aumente la ciencia jamás se podrá sustituir, como la presencia del Espíritu Santo.
En el Antiguo Testamento cuando el pueblo de Israel se reunía para ofrecerle culto a Dios, lo que se veía era puro humo, incienso y no creo que ese sea el plan Dios para nosotros, que solo tengamos humo.
El plan de Dios es que tengamos fuego del Espíritu de Dios en nuestras vidas.
La palabra “avivamiento” no aparece en la Biblia, lo que aparece es el verbo “avivar”.
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos”. 2 Timoteo 1:6.
Avivar es lo que se encendió, Jehová no aviva, eso nos toca es a nosotros “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia”. Habacuc 3:2.
El Señor en todos los tiempos a las edades y en todos los periodos ha avivado su obra, es decir, que su obra la encendió él mismo y se mantiene encendida, los que no estamos encendidos somos nosotros.
Nosotros tenemos que arreglar algunas cosas que no encajan, Dios no va arreglar nada que usted no se lo permita.
Mucha gente cree que todo se arregla hablando en lengua, orando o ayunando y no sucede nada en ellos y se preguntan, por qué no pasa nada, si ellos hablan en lengua, oran y leen la Biblia.
Lo que sucede es que a veces tenemos que tener un arrepentimiento verdadero, si eso sucede entonces sí dance, hable en lengua porque dice la Biblia que:
“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. Salmos 51:17.
Lo que Dios quiere no es tanto que usted hable en lengua, sino que su vida se ubique bien delante de Dios y que todos los días usted sea alguien firme en los caminos del Dios todopoderoso.
Esto lo prendió él un día y estamos aquí es por su gracia.
Él un día prendió nuestras vidas porque estábamos apagados por el pecado pero ¿Quién debía mantener el altar encendido, Dios o el sacerdote?
El sacerdote y dice la Biblia: “Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros”. Levítico 9:24.
Dios siempre mandará el fuego, pero es deber del sacerdote que nunca se apague.
Así que usted no puede dejar que se apague, Dios prendió tu vida pero tú debes hacer algo para que su vida se mantenga encendida.
Se ha metido a veces la frialdad, el pecado, la tentación y está frío el altar, pero si ese altar que Dios prendió se comenzara a avivar y se mantuviera encendido.
Nosotros vivimos programados que vengan programas, retiros, la convención nuestra vida se apagaría, pero si cada mañana usted le metiera leña, todos los días ese altar se mantendría encendido.
Dios quiere gente que venga lo que venga, siempre esté en la presencia de Dios porque él es fiel y verdadero no importa la prueba, alaba a Dios.
Si el altar está apagado, las cenizas hay que sacarlas, sino se saca el fuego tal vez prenda, pero no puede avivar tanto.
Entonces ¿Quién debe sacar las cenizas, Dios o el sacerdote? Uno a veces dice, ¡Dios, quítame este enojo!
Si Efesios 4:31 dice: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia»
¿Eso le toca a Dios o a nosotros? Hay cosas que nos toca hacerlas a nosotros, no a Dios. Hay gente que quiere que Dios todo lo quite.
Le dices al Señor, “Señor, saca esta tentación”, ¡NO!, sácala tu, es a ti quien te toca sacar la ceniza, Dios te dio poder y unción.
A veces usted dice, “esta semana voy a buscar de Dios” y empieza bien pero ya a mitad de semana y hasta ahí llega, una persona inconstante, no termina.
Pero Dios quiere bendecir tu vida y te va a dar la victoria, solo aviva el fuego que está en ti.
El diablo trata de que tú no avives, él sabe que si no avivas y no soplas si no alabas a Dios, entonces te entretiene en otras cosas por eso mantén encendida ese fuego de Dios que está en ti.
A ti te toca soplar, te toca avivar, saca la ceniza y mete la leña.
Bendiciones!